martes, 24 de mayo de 2011

Hoy cuando te recordé olía a manzana acaramelada,estaba todo muy tranquilo y sólo resoplaba el viento en mi ventana sin pestillo.


Yo observaba el papel higiénico y pensaba que talvez tú vendrías y recortarías las primeras hojitas con tus manos grandes y acogedoras. Probablemente yo pondría el rollo al revés y entre risas tú dirias que siempre hago lo mismo.
Yo siempre recuerdo esas cosas minúsculas muy importantes de nuestras vidas,me dibujan una sonrisa incansable en la cara y añoro el tiempo, nuestro tiempo.
Entonces, me detengo y pienso que quizás hoy querrás que yo cocine para tí, o que vayamos a comer, de seguro yo no querré escoger y állí, nuevamente aparecerá esa cara que conozco de memoria. Me desagrada y me encanta, todo al mismo tiempo.
Yo quisiera poder comer contigo, juntos; tú molestándome con el tenedor, yo jugando con la gaseosa. Tu pidiendo lo que sabes me gusta, yo viendote, en silencio, con ojos de cámara fotográfica.
Verte, anhelo mucho verte y recibir un fuerte abrazo de otoño, con frío, con esperanzas. Me gustaría mucho abrigar mi alma a tu lado, no sentir este vacío.

Hoy, cuando te recordaba, pensaba que talvez quisieras que escucharamos música, o que fueramos al cine y que en la oscuridad apretaras mi mano cálidamente mientras yo finjo que la película me interesa más que tú.

Hoy, cuando te recordaba, pensaba que talvez jamás volverás.

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