martes, 15 de febrero de 2011

Tu presencia me dio la mano, y mi alma sonrió. Las risas infantiles abanican el ambiente, y una melodía alegre de clarinete se escucha a lo lejos. Voy correteando entre los árboles mientras recojo una margarita que coloco entra dos mechones  de mi pelo. No entiendo el significado de tristeza. El Sol brilla en medio de un cielo azul. Me pongo a dar vueltas sobre mí misma a la vez que silbo. Los abrazos me abrazan, las sonrisas me sonríen, los besos me besan, los sueños sueñan conmigo y las lágrimas desaparecen. Bailo alegremente con la felicidad al ritmo del clarinete. De repente, el alegre clarinetista se equivoca,

unos dedos entorpecen a los otros y la melodía se detiene. Una nube cubre al Sol, la felicidad me dice con una mirada preocupante que tiene que marcharse, y yo me quedo quieta, mientras el silencio me acaricia el pelo.

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